sábado, noviembre 08, 2008
Adagio en mi paìs_Autor e interprete: Alfredo Zitarrosa
Los hijos raigales de los pueblos son fiel expresión de su gente, carne de su carne, alma de su alma. Se hacen poema o canción, pero no solo de grafía, de palotes en papelotes, sino can-acciòn, de aquellas que mueven voluntades y hacen la historia.
Alfredo Zitarrosa, periodista, poeta, locutor, cantante por accidente, pero sobre todo compositor esencial, supo ver, cuando aun era noche de dictadura, de muertos, torturados y desparecidos, que tras el feroz gobierno militar uruguayo de los 70´s, en algùn momento de su caminar el pueblo se daría su propio gobierno.
Y tuvieron que pasar mas de treinta años, para que al fin el Frente Amplio, la coalición de izquierda uruguaya, ganase las elecciones y asumiera el poder el año 2005, con Tabaré Vázquez como presidente.
Alfredo murió - es un decir - en 1989 y no pudo verlo con sus ojos físicos, pero, desde su corazón, ya lo anunciaba en esta canción. (Jesús Hubert)
31 de Marzo de 1984: Alfredo Zitarrosa retorna a Uruguay
ADAGIO EN MI PAÍS
Letra de Alfredo Zitarrosa
Musica de Alfredo Zitarrosa
En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
hoy se niega a beber en la fuente
clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo;
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
CORO:
En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... Adelante!
Alfredo Zitarrosa, periodista, poeta, locutor, cantante por accidente, pero sobre todo compositor esencial, supo ver, cuando aun era noche de dictadura, de muertos, torturados y desparecidos, que tras el feroz gobierno militar uruguayo de los 70´s, en algùn momento de su caminar el pueblo se daría su propio gobierno.
Y tuvieron que pasar mas de treinta años, para que al fin el Frente Amplio, la coalición de izquierda uruguaya, ganase las elecciones y asumiera el poder el año 2005, con Tabaré Vázquez como presidente.
Alfredo murió - es un decir - en 1989 y no pudo verlo con sus ojos físicos, pero, desde su corazón, ya lo anunciaba en esta canción. (Jesús Hubert)
31 de Marzo de 1984: Alfredo Zitarrosa retorna a Uruguay
ADAGIO EN MI PAÍS
Letra de Alfredo Zitarrosa
Musica de Alfredo Zitarrosa
En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes;
él siente que el pueblo, en su inmenso dolor,
hoy se niega a beber en la fuente
clara del honor.
Tú no pediste la guerra,
madre tierra, yo lo sé.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo;
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros:
el futuro lo dirá.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, que tibieza,
cuando empieza a amanecer.
CORO:
En mi país somos miles y miles
de lágrimas y de fusiles,
un puño y un canto vibrante,
una llama encendida, un gigante
que grita: ¡Adelante... Adelante!
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