lunes, marzo 02, 2009

El hoyo perfecto _ Escribe: Leonardo Boff(*)



Vivimos en una sociedad sacralizada, pero en sentido negativo. Las formas de organización económica, social, política…todo, aparece como sagrado e inmutable, como que "no se puede tocar". Y quien piense o accione en contrario, es tachado de hereje o subversivo.

Ello viene de la cosmovisión del hombre que se ve a si mismo separado esencialmente de los otros hombres y de Dios. Así, el creador, Dios, aparece como algo distinto a él y por encima de él, con un poder omnímodo y hasta cruel…a quien hay que pedirle: ¡Piedad!


Configurandose así, en su conciencia, la creencia en un dios falso, que constituye, en realidad, la imagen mental de ese poder terrenal, absoluto, que logra imponer su voluntad a la sociedad, gracias precisamente a esa sujeción supersticiosa del hombre. Un dios a la medida de la dominación de los poderosos de este mundo.
Un dios que es la negaciòn del Dios de Jesùs de Nazarerth, el Dios-Padre, sinonìmo de Amor, sin lìmites, y a cuya "imagen y semejanza", hemos sido creados.

En el siguiente artículo, el teólogo brasileño Leonardo Boff, le pone el cascabel al “gato”, al responsable de la crisis que vivimos y lo señala, claramente, como una forma de organización económica vieja e incapaz de resolver nada y la llama por su nombre: capitalismo. (Jesús Hubert)


Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique y uno de los más agudos analistas de la situación mundial, llamó a la actual crisis económico-financiera «la crisis perfecta». Putin, en Davos, la llamó 'la tempestad perfecta'. Yo por mi parte la llamaría 'el hoyo perfecto'.

El grupo que compone la Iniciativa Carta de la Tierra (M. Gorbachev, S. Rockfeller, M.Strong y yo mismo, entre otros) advertía hace años: «no podemos continuar por el camino ya andado, por más llano que se presente, pues más delante se encuentra un hoyo abismal». Como un estribillo lo repetía también el Foro Social Mundial, desde su primera edición en Porto Alegre en el año 2001.

Pues bien, ha llegado el momento en que el hoyo ha aparecido. Dentro de él han caído grandes bancos, fábricas tradicionales, inmensas corporaciones transnacionales. Fortunas personales de miles de millones de dólares se han unido al barro de su fondo. Stephen Roach, del banco Morgan Stanley, también afectado, confesó: «Se equivocó Wall Street. Se equivocaron los reguladores. Se equivocaron las agencias de evaluación de riesgo. Nos equivocamos todos». Pero no tuvo la humildad de reconocer: «Acertó el Foro Social Mundial. Acertaron los ambientalistas. Acertaron grandes nombres del pensamiento ecológico como J. Lovelock, E. Wilson y E. Morin».

En otras palabras, los que se imaginaban señores del mundo -hasta el punto de decretar alguno de ellos el final de la historia-, que sostenían la imposibilidad de toda alternativa y que en sus concilios ecuménico-económicos promulgaron los dogmas de la perfecta autorregulación de los mercados y de la única vía, la del capitalismo globalizado, han perdido ahora todo su latín. Andan tan confusos y perplejos como un borracho por una calle oscura. El Foro Social Mundial, sin orgullo pero con sinceridad, puede decir: «nuestro diagnóstico era correcto. No tenemos todavía la alternativa pero una cosa es segura: este tipo de mundo ya no tiene capacidad para seguir y proyectar un futuro de inclusión y de esperanza para la humanidad y para toda la comunidad de vida». Si continúa, puede poner fin a la vida humana y herirSolo saldremos del hoyo a partir de otra relación con la naturaleza, sintiéndonos parte de ella y viviendo la inteligencia del corazón que nos hace amar y respetar la vida y a cada ser. gravemente a la Pachamama, la Madre Tierra.

Sus ideólogos tal vez no crean ya en dogmas y se contenten con el catecismo neoliberal, pero andan buscando un chivo expiatorio. Dicen: «No es el capitalismo en sí el que está en crisis. Es el capitalismo de corte norteamericano que gasta un dinero que no tiene en cosas que la gente no necesita». Uno de sus sacerdotes, Ken Rosen, de la Universidad de Berkeley, por lo menos ha reconocido: «El modelo de Estados Unidos está equivocado. Si todo el mundo utilizase el mismo modelo, nosotros ya no existiríamos».

Hay aquí un engaño evidente. La razón de la crisis no está solamente en el capitalismo estadounidense como si hubiera otro capitalismo correcto y humano. La razón está en la lógica misma del capitalismo. Ya J. Chirac y una gama considerable de científicos han reconocido que si los países opulentos situados en el Norte quisiesen generalizar su bienestar a toda la humanidad, necesitaríamos por lo menos tres Tierras iguales al actual.

El capitalismo es, por su propia naturaleza, voraz, acumulador, depredador de la naturaleza, creador de desigualdades y sin sentido de solidaridad hacia las generaciones actuales y mucho menos hacia las futuras. No se le quita la ferocidad a un lobo haciéndole algunas caricias o limándole los dientes. El lobo es feroz por naturaleza. Igualmente, el capitalismo, poco importa el sitio donde se realice, ya sea en Estados Unidos, en Europa, en Japón o en Brasil, cosifica todas las cosas, la Tierra, la naturaleza, los seres vivos y también a los humanos. Todo forma parte del mercado, y de todo se puede hacer negocio. Este modo de habitar el mundo regido solamente por la razón utilitarista ha cavado el hoyo perfecto. Y ha caído en él.

La cuestión no es económica. Es moral y espiritual. Solo saldremos del hoyo a partir de otra relación con la naturaleza, sintiéndonos parte de ella y viviendo la inteligencia del corazón que nos hace amar y respetar la vida y a cada ser. De lo contrario, continuaremos en el hoyo en el que el capitalismo nos ha metido.

(*)Leonardo Boff. Teólogo de la Liberación. www.leonardoboff.com
Tomado de la edición Internet de la Revista Fusión (España) del 25/02/09

1 comentario:

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