La elección de los griegos de este domingo, posiblemente
decidirá el futuro del euro. Una de las dos monedas, junto con el dólar, que
sustentan el intercambio comercial y financiero del mundo.
La catástrofe económica del pueblo griego que lo esta
llevando a tomar decisiones dramáticas es consecuencia de un fenómeno mundial:
La distorsión escandalosa de la economía planetaria debido a que el dinero, bajo la
forma de capital financiero, ha adquirido autonomía e influencia decisiva en el
destino de las economías nacionales y en la suerte de los pueblos.
Ahora el dinero genera dinero, al margen de la actividad productiva , casi mágicamente,
en base a la especulación financiera. Y “Don Dinero”,poderoso caballero, se
enseñorea con mucha más poder y fuerza que en toda la historia de la humanidad,
humillando y aplastando a millones de desempleados y sub-empleados, cuyo número
se desborda producto de la crisis generada, precisamente, por el poder
financiero internacional.
Pero como dice el genio popular,la necesidad -exacerbada en
tiempo de crisis - tiene cara (e ingenio) de hereje. En Grecia ha resurgido, como
en la Argentina
de fines de los 90, el ancestral trueque o intercambio de productos y de
servicios, sin utilizar una moneda. Porque, como explica uno de los protagonistas
de esta reinventada forma de reciprocidad social: “cada uno de nosotros puede no tener dinero, pero siempte tiene algo
que dar e intercambiar.”
Al parecer, por fin la esperanza resurge en el horizonte de
la humanidad, que empieza a liberarse del yugo del dinero, para reencontrarse
consigo misma ¡Viva la herejía! (Jesús
Hubert)
En la ciudad de Volos funciona un sistema de trueque con una
moneda alternativa, el TEM
LOS GRIEGOS QUE DEJARON DE USAR EL EURO
Eduardo
Febbro
Página 12
Cada producto o
servicio que se ofrece en trueque está recopilado en un fichero central que le atribuye
su valor en la moneda TEM (un TEM, un euro). La idea se extendió a otras
ciudades como Pieria, Chania, Lesbos, Lerapetra, Rodopi y Heraklion.
En la patria natal del pintor Giorgio De Chirico, el euro es
casi una metáfora desde hace mucho. A casi cuatrocientos kilómetros de Atenas,
el euro fue cediendo poco a poco el lugar al TEM, una moneda alternativa de uso
corriente en esta capital donde está uno de los mayores puertos comerciales del
país. Yiannis Grigoriou ocupa una modesta mesa ubicada en el mercado central de
Volos. Este sociólogo griego creador del TEM es un banquero poco común: una
mesa enclenque y una computadora donde registra las transacciones efectuadas
por medio del TEM constituyen su material de trabajo. “Nos fuimos dando cuenta de
que no necesitamos tanto el euro como pensábamos”, dice Yiannis Grigoriou. La
idea surgió el año pasado y pronto atrajo a un montón de gente que terminó
constituyendo una red de casi mil personas. El TEM funciona como una moneda de
intercambio. Es el instrumento inmaterial de un trueque donde un euro equivale
a un TEM. Cada producto o servicio que se ofrece en trueque está repertoriado
en un fichero central que le atribuye su valor en TEM. Los integrantes de la
red se inscriben en Internet y tienen una cuenta cotizada en TEM mediante la
cual venden y compran a través de este sistema de trueque. La moneda, de hecho,
no existe. Es apenas un papel donde se inscribe el valor para permitir el
trueque. “Si la primavera no llega, invéntala”, dice el poema del escritor
griego Odysseas Elytis (Premio Nobel de Literatura 1979). Una parte de Grecia
optó por la reinvención de la realidad.
Cursos de cocina a cambio de clases de inglés, servicios
varios por plantas, joyas, aparatos, alimentación, libros, cursos de yoga o
repuestos, todo puede cambiarse en TEM según el valor de lo ofrecido y su
equivalente compensatorio. En momentos en que el país se hunde en un abismo
visible de pobreza, desempleo, cesación de pagos y el cierre masivo de
comercios, el TEM vino a representar, más que una moneda de intercambio, un
“sistema de esperanza”, según lo define Yiannis Grigoriou. Las crisis generan
soledad, y el TEM propone contactos. La idea de Yiannis resultó tan útil como
original porque impulsó una alternativa de relaciones tangibles. “La gente que
participa en la red no sólo hace trueque sino que, sobre todo, entra en una
relación de ida y vuelta, es decir, dar y recibir. El TEM funcionó como un
capitalizador de la esperanza.” Aunque la respalda, Panos Skotiniotis, el
intendente de Volos, mira la iniciativa con cierto recelo. “No va a reemplazar
el euro. El TEM es una forma de seguir adelante, de demostrar que la vida
continúa y, a su manera, de probar salir de la profunda crisis económica y
social”, dice el intendente.
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El tributo que Grecia ha pagado por su mantenimiento dentro
de la Eurozona
(17 países de los 27 de la
Unión Europea) es tan alto que, para algunos habitantes de
Volos, la moneda única europea es de pronto algo “que pertenece al pasado. Se
tragó al país. Tenemos que dejar el euro detrás nuestro e inventar otra forma
de existir”, asegura Jritos, un comprador en TEM. El sistema creado en Volos se
extendió a otras ciudades, con mayor o menor éxito. Pieria, Chania, Lesbos,
Lerapetra, Rodopi y Heraklion se agregaron a la lista de esta iniciativa
ciudadana para tiempos adversos. De hecho, el TEM retoma una idea que ya estaba
en curso desde 2009 en la ciudad de Patras, al norte de la península del
Peloponeso. Se trata del Ovolos, una red de trueque cuyo nombre retoma la denominación
de una antigua moneda griega que funcionaba a partir de un intercambio de
servicios. Atenas y su región también ensayaron poner en práctica una suerte de
LETS (sistema de intercambio local) llamado ATI. La plataforma de intercambio
comunitario autoriza el uso del euro, pero también su equivalente en ATI (lo
mismo que el TEM).
Jritos dice que el “TEM no es una alternativa al euro sino a
la vida misma”. Para este cincuentón bien cuidado, ingeniero sin sueldo desde hace
cinco meses, el TEM “nos vino a demostrar que todos valemos más que la plata
que tenemos en el banco, que todos tenemos algo que dar de valor”. A diferencia
de la moneda emitida por los bancos, esta unidad de trueque pone a la gente en
relación mucho más estrecha. La crisis activó en Grecia un montón de
iniciativas ciudadanas. Los griegos que se mueven detrás de estas iniciativas
citan a menudo a la
Argentina de 2001 como ejemplo de producción de monedas
locales y otras ideas novedosas que rompen con el esquema liberal. En marzo
pasado, un grupo de activistas de la norteña ciudad de Katerini lanzó lo que
hoy se conoce como la “revolución de la papa”. Una idea simple, pero eficaz:
vender papas y otros productos agrícolas sin pasar por los intermediarios, es
decir, los supermercados, y abaratar así el costo para el consumidor, al tiempo
que el agricultor incrementa su propia ganancia. Los pedidos se hacen por
teléfono o por Internet. Luego, compradores y vendedores acuerdan una cita, por
lo general en un parking, y la transacción se efectúa sin ningún intermediario.
La falta de medios empujó el crecimiento de este modo de comercio directo donde
Internet es, casi siempre, el punto de articulación. El portal Gine Agrotis
promueve el encuentro entre productores y consumidores sin pasar por los
intermediarios clásicos que incrementan el precio final del producto.
Pero estas iniciativas comunitarias no ocultan el bosque
denso que dejó plantado la crisis. En Plaka y Monastiraki, los dos barrios de
Atenas que suscitan la pasión universal de los turistas, hay varias vidas
dentro de una. De día, entre músicas y distracciones para imantar a los
turistas, chucherías y sándwiches gyros, se desprende una algarabía que
contrasta con la realidad del país. Pero es un espectáculo para turistas.
Apenas cae la noche, la Atenas
real emerge con su pesadumbre. Un par de cuadras más arriba aparecen las
siluetas de quienes no tienen siquiera donde dormir y se acomodan con cartones
allí donde hay un rincón libre. Vida indigesta. “Una marcha de sombra a la
orilla de la Quimera”,
dice otro poema de Odysseas Elytis. Espectáculo de la caída sin mediaciones.
Grecia se empeña en seguir la ruta trazada por un graffiti pintado en las
calles del centro: “Ve más rápido que la desintegración”. Pero el bosque avanza
sobre la ciudad. Las calles con gente a la vera del camino son la realidad de
una ciudad que cuenta con más de 20 mil personas sin techo. Los muros siempre
cubiertos de graffitis y protestas son el relato continuo del alma magullada por
la puñalada de una clase dirigente que gastó lo que no tenía, y de un sistema
internacional que busca cobrar la deuda que él mismo originó.
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