Hablar de Javier Diez Canseco es renombrar la esperanza con
certeza de futuro. Ha partido de lo temporal a lo eterno. Javier ha ingresado a
la condición superior de aquellos que marcan el sentido de la vida a los que seguimos
caminando y decidiendo en las difíciles encrucijadas del ahora. Y de los que
vendrán….
Hablar de Javier es referirnos a la historia de la lucha social en el Perú de
los últimos cuarenta años. Quizás Javier
encarna, mejor que nadie, lo más puro y elevado de este tiempo, en que
transitamos de la expectativa de un cambio político y social, rápido y en
democracia, a la violencia disolvente y luego a la frustración ciudadana por la demagogía de
quienes utilizaron lo popular solo para auparse en el gobierno, no en el poder,
porque este sigue en las mismas manos condenadas por la historia. Los traidores
no dejarán de temblar con el fantasma de Javier. Con ese mismo espíritu, que
para el pueblo conciente, será siempre su inspiración y aliento.
Lo colectivo como destino de la humanidad está en el horizonte. Cada día está más
claro que lo privado es cada vez lo más ajeno al avance de la humanidad. Allí está
la tecnología acortando distancias y derribando diferencias. Javier lo sabía y vivía
y luchaba con esa convicción: la certeza en el futuro socialista de la
humanidad.
Hablar de Javier nunca podrá ser más importante que escucharlo. Cuando faltaban solo cinco días para su
partida, Javier seguía pensando y escribiendo en defensa de los más afectados
por las triquiñuelas de la democracia capitalista. Gracias al periódico español SINPERMISO, de
cuyo comité editorial formaba parte, leamos al mismo Javier Diez-Canseco, al
gran líder de la izquierda contemporánea del Perú, presentando su último
alegato por los trabajadores de su patria, a los que entregó lo mejor de sus días.
La gloria está en tu propia palabra encarnada. ¡Hasta siempre, Javier! (Jesús Hubert)
Batallemos por el fin de la discriminación laboral _Escribe: Javier Diez Canseco
Como ustedes saben, atravieso una situación compleja y
difícil, en la que está en cuestión mi vida misma pero –como indiqué
públicamente a inicios de febrero– no la disposición a luchar por ella. Las
extraordinarias muestras de solidaridad recibidas a lo largo de estas semanas
me comprometen a persistir en esta batalla por la vida, y a seguir cumpliendo
con el mandato que recibí de mis electores de contribuir a revertir la seria
situación de desprotección en la que se encuentra la inmensa mayoría de las y los
trabajadores peruanos: dos de cada tres en la informalidad, sin planillas y sin
derechos, sin seguridad e higiene en el lugar de trabajo, sin seguridad social
y sin sistema de pensiones y con remuneraciones de miseria.
Todo ello legalizado por regímenes laborales “especiales”,
particularmente indignantes en sectores como la agroindustria, la industria
conservera y otras exportaciones no tradicionales, donde se concentran buena
parte de las ganancias del boom económico reciente.
Se suma a esta situación de vulnerabilidad laboral, la
impunidad que afecta a varios miles de trabajadores que fueron excluidos
arbitrariamente de las listas de cesados irregularmente por el régimen de
Fujimori, la discriminación de las trabajadoras del hogar y los trabajadores de
las Pymes y los servicios, así como las y los empleados públicos, prohibidos de
negociar incrementos o mejoras en sus condiciones de empleo, debido a las
prohibiciones integradas sucesivamente en las leyes anuales de presupuesto.
Para encarar esta situación, y la que afecta a todos quienes
en el Perú vienen sometidos a regímenes discriminatorios, hace unas semanas
llamamos a aglutinar esfuerzos, movilizarnos y reunir las firmas necesarias
para presentar una iniciativa legislativa ciudadana que obligue al Congreso a
encarar el tema o, si se niega a ello, a que las líneas maestras de la política
antilaboral que hoy nos regula sean sometidas a un referéndum.
Me alegra que a dos días de celebrarse el Día del Trabajo,
la elaboración de esta iniciativa legislativa ciudadana y los primeros pasos
del proceso de recojo de firmas se encuentren ya en marcha.
La iniciativa legislativa ciudadana –que en este momento se
encuentra en debate– no pretende resolver todos los problemas que aquejan a las
y los trabajadores del Perú, pero sí uno de los más importantes y que más
impacto tiene en el reconocimiento, goce y ejercicio de los derechos laborales
de millones de trabajadoras y trabajadores: la discriminación en el trabajo.
En ese sentido, la propuesta de iniciativa legislativa
propone la derogación de los regímenes laborales especiales establecidos por el
Decreto Ley Nº 22342 para la exportación no tradicional, por la Ley Nº 27360
para el sector de la agroindustria; por el Decreto Legislativo Nº 1057 para los
Contratos Administrativos de Servicios (CAS) y por la Ley Nº 27986 referida a
las trabajadoras del hogar (los cuales se regirán a partir de la entrada en
vigencia de dicha iniciativa por el régimen laboral común establecido en el
Decreto Legislativo N° 728). La derogación de la Disposición Complementaria Nº
58 de la Ley Anual de Presupuesto del 2013 y el reconocimiento expreso de la
capacidad de negociar colectivamente en el sector público remuneraciones,
gratificaciones y bonificaciones.
La iniciativa propone también la prohibición del ejercicio
abusivo de los servicios de tercerización laboral; la aplicación inmediata de
la Ley Nº 27979, ley que establece un régimen remunerativo para trabajadores de
la industria pesquera del consumo humano directo; la homologación del valor de
la pensión mínima con el valor de la Remuneración Mínima Vital; la equivalencia
entre las ratificaciones que perciben los trabajadores del sector público y el
sector privado; la creación de un régimen de seguridad social para los
trabajadores “autoempleados” y la reactivación de la Comisión Ejecutiva creada
por la Ley Nº 27803 sobre ceses colectivos.
La discriminación en todas sus formas es un cáncer que
corroe nuestra sociedad y debe ser erradicada en todas sus formas y en todo
lugar. Esto se ha logrado en muchos lugares y en el Perú no tiene por qué no
ser igual. En el Día del Trabajo comprometámonos a conseguir las firmas
necesarias para hacer realidad este objetivo.
Javier Diez Canseco (1948-2013), miembro del Consejo
Editorial de Sin Permiso
“Falleció nuestro amigo y miembro del Consejo Editorial de SinPermiso
Javier Diez Canseco. Este que reproducimos a continuación es su ultimo
artículo, escrito muy poco antes de morir. En esta misma entrega encontrará el
lector una
necrológica de su amigo Oscar Ugarteche. SinPermiso se conduele con sus
compañeros políticos y con su familia, particularmente con su hijo Javier, a
quien tuvimos el placer de conocer personalmente en unas jornadas de SinPermiso
realizadas en Madrid hace ya unos cuantos años. Del trato con Javier Díez
Canseco, que fue un colaborador asiduo y entusiasta de SinPermiso desde el
comienzo mismo del proyecto va ya casi para una década, impresionaban
gratamente muchas cosas. Pero si forzados por la apabullante majestad de la
muerte hubiera que quedarse ahora mismo con una, sería ésta: era un alma
combatiente excepcional, superlativamente elegante, y su amor al detalle
–escondite del diablo— le libró de los dos célebres (auto)reproches brechtianos
al militante: ni miró al mundo con impaciencia, ni en obnubilada busca de un
futuro amistoso dejó nunca él mismo de serlo.” (Redacción de Sin Permiso)
Tomado de la edición digital de SINPERMISO:
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