sábado, julio 30, 2011

Facundo Cabral … la palabra se hizo cantor y habitó entre nosotros





“En el principio era el verbo y el verbo era Dios”. La palabra tiene un sentido original místico y
cuando se honra la palabra se es fiel a uno mismo, es decir a él mismo. Ese sentido absoluto de la palabra como espíritu vivo de lo esencial, explica la vida de Jesús y también la de Facundo Cabral.

Ambos fueron la palabra viva, caminante. Nunca tuvo casa, ni auto, ni tarjeta de crédito. Recorrió 165 países. Él siempre fue un caminante y…¡oh!..."casualidad", así se conocía a los primeros cristianos: “los del camino”.

Solo había un problema con Cabral, no se podía separar su palabra de su vida. Eran uno. (Jesús Hubert)


El caminante - Poema introductorio de "No soy de aquí ni soy de allá"




El caminante
(Poema de Facundo Cabral)

Y el Señor dijo a Abraham:
abandona tu tierra natal
y la casa de tu padre,
y ve al país que yo te indicaré.
Haré de ti una gran nación,
te bendeciré
y por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra.
El Señor dijo a Abraham.

Esa bella y sabia orden,
fue la que convenció a mi corazón
a decidir que el mundo fuese mi casa.
El mismo mundo que puso
al alcance de mi espíritu
la canción que me refleja
como ningún espejo.

Soy un caminante de sales y maderas,
enamorado del polvo de los caminos.
Construyo mi casa día a día
y vuelvo a destruirla cuando el sol
me propone otros desvelos.

Solo, y sin querer ser nadie,
amparado y crecido por mi mente,
en busca de las luces misteriosas
donde los pasos son lentos y eternos,
y alguien sabe todo para decidir todo.

Trajino la nieve, las lluvias y los mares
y conozco el delirio de las plantas,
de las que aprendo los cantos
que canto para ti,
al detenerme nada más
que lo que duren esos versos
y la hoguera que el amor provoque.

Soy un caminante,
una espiga más,
un fruto en movimiento,
inquieto paisaje que vino a derribar
los muros que por temor,
levantó el cobarde.

Peregrino que predica lo mejor del Señor,
es decir, ¡todo!
La luz me muestra de espíritu entero
y el árbol y las aves me repiten.

Caminó los desiertos mi esperanza
y mi piel es el código del tiempo.
La poesía es mi álgebra y mi cábala
como le sucede a las estrellas,
porque yo también soy un astro
y lo sabe el que me ve
desde muy afuera
y desde muy adentro.

La muerte me acompaña paso a paso
para tomarme al fin
y recrear la vida.
Entonces,
camino hacia la nada.

Soy un caminante que
por irse siempre,
siempre regresa,
porque todo es circular
y eso el sol lo sabe como nadie.

El cielo y la serpiente son mi conciencia,
que es un sueño que en la vigilia libera mis huesos.

Aquí he llegado a esperar que estallen las flores
y los peces al lado tuyo,
mujer que me esperabas
sin que tú y yo lo supiéramos.

2 comentarios:

  1. es espectacular este poema me gusta y creo que a todos los que somos amantes de la poesia les encanta

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  2. Un gran maestro, nos dejo un gran legado en sus obras, su espectacular manera de ver las cosas bellas de la vida y sobre todo el recordarnos que todo lo que nos pasa es por una razón.

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