lunes, febrero 06, 2012

España: “dioses” de barro, sacrificios de hiel _ Editorial de la Revista “Fusión”





La idea tradicional de dios -o de dioses- lleva consigo la idea de subordinación. El creyente no cuestiona nada y lo acepta todo. Cualquier duda y/o cuestionamiento de las condiciones y características de esa relación es considerado un delito mayor, un sacrilegio.

La idea de un dios entonces supone la ausencia en el creyente de la capacidad de decidir por su cuenta su propia vida. Esa orfandad es suplida, en el caso de las religiones y las iglesias, por los intermediarios “autorizados”: sacerdotes, rabinos, pastores, maestros ascendidos (o descendidos), etc

Y en el terreno profano, quienes ejercen el poder han sabido también elevar a quienes los representan con esa misa aureola de infalibilidad y capacidad de decidir “lo que conviene” a los ciudadanos.

En ambas esferas, la espiritual y la social, si el hombre quiere recuperar el manejo de presente y su futuro requiere sacudirse de esas cadenas mentales y ideológicas. Ningún “dios” mítico o mitificado puede estar por encima del hombre colectivo, sus necesidades e intereses. Comprenderlo es vital para asumir plenamente el rumbo de nuestras vidas. De eso trata la reciente editorial de la Revista “Fusión”, que enfrenta los crueles caprichos de los nuevos “dioses” del gobierno español (Jesús Hubert)

Dioses y sacrificios

Al igual que la tierra realiza un permanente movimiento alrededor del sol, la humanidad realiza un movimiento de rotación eterno e inalterable alrededor de determinados 'principios' establecidos desde sus orígenes y que nunca han sido cuestionados y mucho menos borrados del mapa.


Uno de esos 'principios', que si por algo destaca es precisamente por su carácter inhumano, es aquel que tiene que ver con el 'sacrificio' y sus múltiples connotaciones.

El sacrificio fue utilizado, desde que existe recuerdo y testimonio, como una poderosa arma de sometimiento a los pueblos por parte de los gobernantes y por parte de los "dioses", aunque no es seguro si estos fueron un interesado invento o una realidad, aunque si fueron una realidad debería de empezar a preocuparnos, porque el círculo de esta humanidad se está cerrando, y cuando un círculo se cierra el origen y el fin se juntan y se convierten en una sola realidad.

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El caso es que nuestros antepasados, llámense mayas, muy de moda últimamente, incas, aztecas y un montón de civilizaciones dispersas por el planeta, tenían a bien practicar sacrificios humanos para tener contentos a los "dioses", para aplacar su ira o para pedirles favores. Por supuesto, los sacrificados eran los temerosos ciudadanos, niños, vírgenes, guerreros capturados en combate, también animales o bienes que dejaban a los ya de por si míseros ciudadanos en pobres de solemnidad condenados a la penuria de por vida.

Si esto dejaba contentos a los "dioses" o no, nunca se supo, pero tal parece que el insaciable apetito de sangre por parte de ellos no tenía fin, lo cual debería llevarnos a la reflexión de qué tipo y calidad de "dioses" son aquellos que se nutren y se regocijan con la sangre, el dolor y el miedo de los seres humanos.

Dicen las escrituras que "dios" pidió a Abraham que sacrificara a su primogénito. Este, como buen y servil humano, obedeció, aunque en el último momento "dios" detuvo su mano y le dijo que sólo era una prueba de su obediencia. Cabe preguntarse qué clase de "dios" necesita estrujar el alma y la mente de sus servidores para cerciorarse de lo que como "dios" se supone que ya debería saber.

Pero la triste realidad es que el problema sigue ahí. Han pasado los siglos, hemos evolucionado, se supone, y seguimos manejando "principios" intocables que nos vienen jodiendo desde los orígenes de la humanidad.

Lo único que ha cambiado es el concepto "dioses", o sea, quienes se supone que eran los de antes y quienes son los de ahora. Pero lo que no ha cambiado absolutamente nada son los intermediarios, o sea, los que exigen a los ciudadanos sacrificios a los "dioses" para con ello tenerlos contentos y esperar así su benevolencia y su condescendencia. Porque, claro está, nadie se atreve a poner en duda si existe la más mínima sombra de justicia en esas exigencias divinas, nadie duda de la justicia de los "dioses", sobre todo los humanos a los que llamamos jueces. El resto ni se lo piensa.

Y decíamos que los "dioses" han cambiado. Ahora ya no son de origen supuestamente divino, ahora son más materialistas, se llaman "mercados", "agencias de calificación", "economistas", "banqueros", etc. Todo un despliegue "mitológico", adaptado a los tiempos actuales, pero con la misma saña, voracidad y frialdad que sus antepasados.

Eso en el caso de que no sean los mismos, que se proyectan en el tiempo y mantienen su divino ADN impoluto y sanguinario. De hecho, los "dioses" actuales viven también en otra dimensión, apenas se rozan con los mortales.

Pero, en esta actualidad que nos toca, algunos mortales, los intermediarios, llamémosles gobiernos democráticos, ostentan el dudoso derecho, se comenta que emanado de las urnas, de exigir "sacrificios" a los ciudadanos para que los "dioses" de turno estén contentos y nos dejen disfrutar de las pocas migajas que caen de sus banquetes y bacanales.

Lógicamente, los gobiernos democráticos, la élite que se codea con los "dioses", no están incluidos en los sacrificios, pues no corresponde a su clase vivir semejante humillación. Conviene destacar aquí que el hecho de que dichos gobiernos sean democráticos es un detalle sin importancia, pues aquí, en España, por ejemplo, antes de la democracia existían gobiernos, todos dependientes de un tal Franco, que también exigían sacrificios a los ciudadanos y en ese caso era para demostrar al mundo rojo y masón que nos rodeaba y acosaba, que "dios" estaba con el "sagrado movimiento nacional" y con su iluminado líder. Tal vez por eso la Iglesia, otro apéndice de los "dioses", llevaba a Franco bajo palio para certificar así que era un elegido por los "dioses" para conducir a los españoles a la salvación.

De todo esto se deduce que si antes había una dictadura militar que hacia lo que le salía de los mismísimos, ahora vivimos en una dictadura democrática, donde los "elegidos" son bendecidos por los "dioses" y también probados por estos para comprobar si son o no útiles para sus fines.

Tenemos el claro y reciente ejemplo de Grecia, Italia, Irlanda, Portugal, donde los "dioses" cambiaron a los gobernantes porque no los consideraban buenos vasallos.

Aquí, en España, simplemente dejaron que el "fuego divino" consumiera lo que había para dar paso a algo más afín a ellos, más manejable.

Así, Rajoy, el actual zombi de los "dioses", decía estos días... "sabemos lo que hay que hacer y lo haremos". Como nadie sabe que es lo que quiso decir exactamente, pues más o menos lo traducimos a un lenguaje comprensible... "Los 'dioses' nos dijeron lo que tenemos que hacer, que es pedir sacrificios a los ciudadanos para calmar 'su' incontenible e insaciable sed de poder. Y por supuesto nosotros lo vamos a hacer".

Este mensaje es el mismo que usaban los dirigentes de los mayas, los incas, los aztecas y todos los pueblos desde los orígenes de la humanidad.

Conclusión, o nos enfrentamos y derrotamos a los "dioses" y a sus subalternos humanos o seguiremos siendo cobayas, esclavos e instrumentos por los siglos de los siglos.

Eso si el Apocalipsis no lo remedia.

Que así sea

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