lunes, octubre 01, 2012

Como está, la Iglesia no tiene salvación_Escribe: Leonardo Boff





“Aunque ello pueda irritar a quienes actualmente detentan el poder eclesiástico, debemos constatar que la Iglesia‑institución no ha superado la prueba del poder. Se podría haber esperado que la Iglesia hubiera historizado una nueva forma de ejercer el poder conforme a las exigencias evangélicas. Sin embargo, el ejercicio del poder en la Iglesia ha seguido los criterios del poder pagano, que se expresa en términos de dominación, centralización, marginación, triunfalismo y hybris humaia so capa de sagrada”
Leonardo Boff en “Iglesia: carisma y poder”, pag.109

El teólogo católico y sacerdote brasileño, Leonardo Boff, co-fundador de la llamada Teología de la Liberación, junto al peruano Gustavo Gutiérrez, fue sometido en 1984 a un proceso por parte de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, por sus observaciones críticas a las estructuras  jerárquicas y autoritarias  de la Iglesia Católica, expuestas en su libro: “Iglesia: Carisma y Poder”. Sanciones y prohibiciones que lo llevarían a renunciar a la institución eclesial.

Hoy les presentamos uno de sus más recientes escritos sobre el tema. Importantísimo, porque la forma de organización vertical de la Iglesia Católica ha servido de modelo a todas las otras iglesias cristianas, que de una manera u otra, establecen un férreo control sobre sus feligreses, limitando el libre ejercicio de su pensamiento y opinión.

Las estructuras jerárquicas, transpuestas de las monarquías a la Iglesia, es un hecho muy grave, porque condiciona también la visión de un dios-rey por encima del hombre, que impone su voluntad absoluta - y reduce al hombre y a su creación - a la condición de siervos, a quienes solo cabe pedir misericordia, a un dios déspota y prepotente. Un dios muy lejano y contrario a la enseñanza de Jesús de Nazareth que presenta un Dios-Padre, amoroso, generoso y humilde, que es UNO con sus hijos, con quienes comparte su propia naturaleza, grandeza y poder. (Jesús Hubert)
 


¿Qué tipo de Iglesia tiene salvación?    


2012-09-28


El centro de la predicación de Jesús no fue la Iglesia sino el Reino de Dios: una utopía de revolución/reconciliación total de toda la creación. Es tan cierto esto que los evangelios, a excepción del de san Mateo, nunca hablan de Iglesia sino siempre de Reino. Con el rechazo a la persona y al mensaje de Jesús, el Reino no vino y en su lugar surgió la Iglesia como comunidad de los que dan testimonio de la resurrección de Jesús y guardan su legado intentando vivirlo en la historia.

Desde su inicio se estableció una bifurcación: el grueso de los fieles asumió el cristianismo como camino espiritual, en diálogo con la cultura ambiente. Y otro grupo, mucho menor, aceptó asumir, bajo control del Emperador, la conducción moral del Imperio romano en franca decadencia. Copió las estructuras jurídico-políticas imperiales para la organización de la comunidad de fe. Ese grupo, la jerarquía, se estructuró alrededor de la categoría «poder sagrado» (sacra potestas). Fue un camino de altísimo riesgo, porque si hay una cosa que Cristo siempre rechazó fue el poder. Para él, el poder en sus tres expresiones, como aparece en las tentaciones en el desierto –el profético, el religioso y el político–, cuando no es servicio sino dominación pertenece a la esfera de lo diabólico. Sin embargo este fue el camino recorrido por la Iglesia-institución jerárquica bajo la forma de una monarquía absolutista que rechaza hacer partícipes de ese poder a los laicos, la gran mayoría de los fieles. Ella nos llega hasta nuestros días en un contexto de gravísima crisis de confiabilidad.


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Ocurre que cuando predomina el poder, se ahuyenta el amor. Efectivamente, el estilo de organización de la Iglesia jerárquica es burocrático, formal y a veces inflexible.  En ella todo se cobra, nada se olvida y nunca se perdona. Prácticamente no hay espacio para la misericordia y para una verdadera comprensión de los divorciados y de los homoafectivos. La imposición del celibato a los sacerdotes, el enraizado antifeminismo, la desconfianza de todo lo que tiene que ver con sexualidad y placer, el culto a la personalidad del papa y su pretensión de ser la única Iglesia verdadera y la «única guardiana establecida por Dios de la eterna, universal e inmutable ley natural», que así, en palabras de Benedicto XVI, «asume una función directiva sobre toda la humanidad». El entonces cardenal Ratzinger todavía en el año 2000 repitió en el documento Dominus Jesus la doctrina medieval de que «fuera de la Iglesia no hay salvación» y que los de afuera «corren grave riesgo de perderse». Este tipo de Iglesia seguramente no tiene salvación. Lentamente pierde sostenibilidad en todo el mundo.



¿Cuál sería la Iglesia digna de salvación? Aquella que humildemente vuelve a la figura del Jesús histórico, obrero simple y profético, Hijo encarnado, imbuido de una misión divina de anunciar que Dios está ahí con su gracia y misericordia para todos; una Iglesia que reconoce a las demás Iglesias como expresiones diferentes de la herencia sagrada de Jesús; que se abre al diálogo con todas las demás religiones y caminos espirituales viendo ahí  la acción del Espíritu que llega siempre antes que el misionero; que está dispuesta a aprender de toda la sabiduría acumulada de la humanidad; que renuncia a todo poder y espectacularización de la fe para que no sea mera fachada de una vitalidad inexistente; que se presenta como «abogada y defensora» de los oprimidos de cualquier clase, dispuesta a sufrir persecuciones y martirios a semejanza de su fundador; que en ella el papa tuviese el valor de renunciar a la pretensión de poder jurídico sobre todos y fuese señal de referencia y de unidad de la Propuesta Cristiana con la misión pastoral de fortalecer a todos en la fe, en la esperanza y en el amor.




Esta Iglesia está en el ámbito de nuestras posibilidades. Basta imbuirnos del espíritu del Nazareno. Entonces sería verdaderamente la Iglesia de los humanos, de Jesús, de Dios, la comprobación de que la utopía de Jesús del Reino es verdadera. Sería un espacio de realización del Reino de los liberados al cual estamos convocados todos. 

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=507
 

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