“Aunque ello pueda irritar a quienes actualmente detentan el
poder eclesiástico, debemos constatar que la Iglesia‑institución no ha superado
la prueba del poder. Se podría haber esperado que la Iglesia hubiera
historizado una nueva forma de ejercer el poder conforme a las exigencias
evangélicas. Sin embargo, el ejercicio del poder en la Iglesia ha seguido los
criterios del poder pagano, que se expresa en términos de dominación,
centralización, marginación, triunfalismo y hybris humaia so capa de sagrada”
Leonardo Boff en “Iglesia: carisma y poder”, pag.109
El teólogo católico y sacerdote brasileño,
Leonardo Boff, co-fundador de la llamada Teología de la Liberación, junto al
peruano Gustavo Gutiérrez, fue sometido en 1984 a un proceso por parte de la
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, por sus
observaciones críticas a las estructuras jerárquicas y autoritarias de la Iglesia Católica, expuestas en su libro:
“Iglesia: Carisma y Poder”. Sanciones y prohibiciones que lo llevarían a
renunciar a la institución eclesial.
Hoy les presentamos uno de sus más recientes escritos sobre
el tema. Importantísimo, porque la forma de organización vertical de la Iglesia
Católica ha servido de modelo a todas las otras iglesias cristianas, que de una
manera u otra, establecen un férreo control sobre sus feligreses, limitando el libre
ejercicio de su pensamiento y opinión.
Las estructuras jerárquicas, transpuestas de las monarquías a
la Iglesia, es un hecho muy grave, porque condiciona también la visión de un
dios-rey por encima del hombre, que impone su voluntad absoluta - y reduce al
hombre y a su creación - a la condición de siervos, a quienes solo cabe pedir
misericordia, a un dios déspota y prepotente. Un dios muy lejano y contrario a la
enseñanza de Jesús de Nazareth que presenta un Dios-Padre, amoroso, generoso y
humilde, que es UNO con sus hijos, con quienes comparte su propia naturaleza,
grandeza y poder. (Jesús Hubert)
¿Qué tipo de
Iglesia tiene salvación?
El centro de
la predicación de Jesús no fue la Iglesia sino el Reino de Dios: una utopía de
revolución/reconciliación total de toda la creación. Es tan cierto esto que los
evangelios, a excepción del de san Mateo, nunca hablan de Iglesia sino siempre
de Reino. Con el rechazo a la persona y al mensaje de Jesús, el Reino no vino y
en su lugar surgió la Iglesia como comunidad de los que dan testimonio de la
resurrección de Jesús y guardan su legado intentando vivirlo en la historia.
Desde su
inicio se estableció una bifurcación: el grueso de los fieles asumió el
cristianismo como camino espiritual, en diálogo con la cultura ambiente. Y otro
grupo, mucho menor, aceptó asumir, bajo control del Emperador, la conducción
moral del Imperio romano en franca decadencia. Copió las estructuras
jurídico-políticas imperiales para la organización de la comunidad de fe. Ese
grupo, la jerarquía, se estructuró alrededor de la categoría «poder sagrado»
(sacra potestas). Fue un camino de altísimo riesgo, porque si hay una cosa que
Cristo siempre rechazó fue el poder. Para él, el poder en sus tres expresiones,
como aparece en las tentaciones en el desierto –el profético, el religioso y el
político–, cuando no es servicio sino dominación pertenece a la esfera de lo
diabólico. Sin embargo este fue el camino recorrido por la Iglesia-institución
jerárquica bajo la forma de una monarquía absolutista que rechaza hacer
partícipes de ese poder a los laicos, la gran mayoría de los fieles. Ella nos
llega hasta nuestros días en un contexto de gravísima crisis de confiabilidad.
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Ocurre que
cuando predomina el poder, se ahuyenta el amor. Efectivamente, el estilo de
organización de la Iglesia jerárquica es burocrático, formal y a veces
inflexible. En ella todo se cobra, nada se olvida y nunca se perdona.
Prácticamente no hay espacio para la misericordia y para una verdadera
comprensión de los divorciados y de los homoafectivos. La imposición del
celibato a los sacerdotes, el enraizado antifeminismo, la desconfianza de todo
lo que tiene que ver con sexualidad y placer, el culto a la personalidad del
papa y su pretensión de ser la única Iglesia verdadera y la «única guardiana
establecida por Dios de la eterna, universal e inmutable ley natural», que así,
en palabras de Benedicto XVI, «asume una función directiva sobre toda la
humanidad». El entonces cardenal Ratzinger todavía en el año 2000 repitió en el
documento Dominus Jesus la doctrina medieval de que «fuera de la Iglesia no hay
salvación» y que los de afuera «corren grave riesgo de perderse». Este tipo de
Iglesia seguramente no tiene salvación. Lentamente pierde sostenibilidad en
todo el mundo.
¿Cuál sería
la Iglesia digna de salvación? Aquella que humildemente vuelve a la figura del
Jesús histórico, obrero simple y profético, Hijo encarnado, imbuido de una
misión divina de anunciar que Dios está ahí con su gracia y misericordia para
todos; una Iglesia que reconoce a las demás Iglesias como expresiones
diferentes de la herencia sagrada de Jesús; que se abre al diálogo con todas
las demás religiones y caminos espirituales viendo ahí la acción del
Espíritu que llega siempre antes que el misionero; que está dispuesta a
aprender de toda la sabiduría acumulada de la humanidad; que renuncia a todo poder
y espectacularización de la fe para que no sea mera fachada de una vitalidad
inexistente; que se presenta como «abogada y defensora» de los oprimidos de
cualquier clase, dispuesta a sufrir persecuciones y martirios a semejanza de su
fundador; que en ella el papa tuviese el valor de renunciar a la pretensión de
poder jurídico sobre todos y fuese señal de referencia y de unidad de la
Propuesta Cristiana con la misión pastoral de fortalecer a todos en la fe, en
la esperanza y en el amor.
Esta Iglesia
está en el ámbito de nuestras posibilidades. Basta imbuirnos del espíritu del
Nazareno. Entonces sería verdaderamente la Iglesia de los humanos, de Jesús, de
Dios, la comprobación de que la utopía de Jesús del Reino es verdadera. Sería
un espacio de realización del Reino de los liberados al cual estamos convocados
todos.
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=507
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