viernes, mayo 29, 2015

En las calles y en los medios se abre el debate: ¿Diversificación o economía primario-exportadora?_ Escribe: Luis Fernando Alegría / Diario GESTIÓN





El sacrificio de los agricultores del Valle de Tambo, Islay, Arequipa, no ha sido en vano. A pesar de haber sido acallados a la fuerza mediante el estado de emergencia, la solidaridad se ha extendido no solo por todo el sur del país sino que también ha llegado a Lima. Y lo valioso no es solamente la movilización de jóvenes universitarios y ciudadanos conscientes, sino el debate que se ha abierto acerca del modelo primario-exportador que propugna una derecha parasitaria , que no piensa en el Perú.

Pero felizmente hay otros sectores pensantes. Precisamente del Diario GESTIÓN, del grupo mediático “El Comercio”, el más poderoso del país – insospechable de agitación - extraemos este artículo que le pone el cascabel al gato al señalar la urgencia de reorientar nuestra economía para darle valor agregado a nuestras materias primas y seguir ampliando nuestras exportaciones no tradicionales, para no seguir dependiendo de vender “piedras”, como muy bien señala la nota.

El gobierno de Humala está desperdiciando la oportunidad de auspiciar un diálogo nacional, sin presiones ni apremios represivos, para sentar las bases de una nueva economía que priorice los intereses de las mayorías, comenzando por el respeto a los pobladores originarios de cada lugar que tienen el derecho a decidir cómo y en qué quieren trabajar, preservando la vida y la naturaleza.

Está claro que unos contestan con ideas y solidaridad a la grave situación que vive el país, y otros, solo con el poder de los brutos. (Jesús Hubert)


El 28 de Mayo universitarios y ciudadanos solidarios con los agricultores del Valle de Tambo salieron a las calles de Lima.

Diversificación productiva o seguiremos exportando piedras

Miércoles, 27 de mayo del 2015

Gestión 25 años. La economía peruana ha evolucionado en los últimos 25 años. Hemos tenido una época de bonanza, especialmente en el último decenio, que nos ha llevado a tener indicadores récord de producción, reducción de pobreza y estabilidad, que es algo que el mundo resalta e incluso habla del “milagro peruano”.

La agroexportación podría ser un motor más sostenible que la minería.

Luis Fernando Alegría
luis.alegria@diariogestion.com.pe

A inicios de la década de los 90, algunas marcas eran dueñas de toda una categoría de productos. A mamá o papá se les escuchaba decir “pásame el Kolynos”, “tómate el Quáker” o “échale Ace”; porque las marcas dominaban la escena a tal punto que la pasta dental, avena o detergente no eran vocablos de uso común. Hoy en día, la realidad es diametralmente distinta, por la gran cantidad de marcas que hay disponibles para los consumidores. Sin embargo, ¿esto significa diversificación productiva? ¿La industria local se ha desarrollado?

La economía peruana ha evolucionado en los últimos 25 años. Hemos tenido una época de bonanza, especialmente en el último decenio, que nos ha llevado a tener indicadores récord de producción, reducción de pobreza y estabilidad, que es algo que el mundo resalta e incluso habla del “milagro peruano”. No obstante todo ello, al ver la historia económica del Perú, este “milagro” suena a un cuento conocido.



Detrás de nuestro periodo de ‘boom’ está el eterno titiritero de los ciclos económicos del Perú: los precios de nuestras exportaciones, que crecieron 187% entre el 2003 y el 2011. Los envíos peruanos crecieron 410%, liderados justamente por nuestras industrias extractivas, que se multiplicaron casi cinco veces. Esas exportaciones tradicionales siguen siendo 70% del total de nuestros envíos incluso desde 1990.

La era del guano y el salitre es un claro ejemplo de cómo los precios de las exportaciones nos beneficiaron por un tiempo y que luego la actividad cayó en el letargo de la recesión. Los ciclos económicos en el Perú tienen una duración de aproximadamente 50 años, según el economista de la Universidad del Pacífico, Bruno Seminario.


El cerebro detrás de la serie de PBI peruano desde 1600 explica cómo es esta dinámica: “Los periodos de depresión duran más o menos 12 años. Luego comienzan a subir los precios de las exportaciones y empieza la época de crecimiento fuerte. Luego caen de nuevo y el gobierno expande el gasto para mantener el crecimiento”. 

Lamentablemente, la historia reciente “de éxito” peruana sería solo parte de una onda más del ciclo. Seminario considera que ahora que se han reducido los precios de nuestros envíos, aún no golpea la actividad porque el Gobierno está actuando. “En realidad, no tiene recursos para financiar ese tipo de crecimiento”, advierte.

Entonces, ¿realmente podemos cortar las cuerdas a un titiritero tan volátil? Uno de los planes más ambiciosos para lograrlo es el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP), que busca “insertar más motores de crecimiento a la economía”, según reitera uno de sus artífices: Piero Ghezzi. Dos ejes del plan apuntan a ampliar la canasta exportadora local y aumentar la productividad.

En realidad, este plan apunta más a corregir distorsiones en el país que a, efectivamente, crear nuevos productos y mercados. Para Bruno Seminario, esto no basta para romper la historia de ciclos porque no se trata de un plan de inversiones a cargo del sector privado. “Hasta que el sector privado lo haga, ya ocurrió la crisis”, lamenta. 

¿Hay otras alternativas? Tenemos gran potencial demostrado -y no bien explotado- en productos no tradicionales. La agroexportación ha sido nuestro sector estrella y se ha multiplicado por 35 en los últimos 25 años, aunque aún representa solo 11% de los envíos totales. Además hay espacio para la industria petroquímica, que por ahora solo goza de consenso, pero no de un genuino esfuerzo impulsor. 

Por otra parte, Richard Baldwin, gurú en el tema de cadenas globales de valor y exasesor de George W. Bush, esbozó unas respuestas en una entrevista con este diario. El experto cree firmemente que la geografía es clave para pensar en la estrategia industrial de nuestro país. Entonces, esta realidad va a cambiar los tipos de producto en los que podemos ser competitivos, en la óptica del experto.

Dentro de sus alternativas, aconsejó que el Perú debiera enfocarse en agregar valor a la industria de servicios, porque ello no depende de las distancias geográficas. Ello se complementa con otra idea que Baldwin considera “casi impecable” para nuestro país: desarrollar un clúster de servicios alrededor de la minería. Es decir, no limitarnos a exportar minerales, sino exportar mucho más los recursos humanos y técnicos de este sector.

Una célebre frase, atribuida a Antonio Raimondi, aún no ha perdido vigencia. El Perú sigue siendo un mendigo sentado en un banco de oro. La pregunta clave, ahora, es si el mendigo seguirá dispuesto a vender su recurso natural al mejor postor o si se anima a poner manos a la obra y romper paradigmas para aprovechar ese banco de oro de una manera sostenible en el tiempo. Ello es una labor para el tándem entre el sector privado y público.

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